Cuando haces POP, ya no hay STOP
Me hace gracia el slogan este de una marca de aperitivos,
pero es que fijándome bien, es totalmente cierto. Pero no solamente picoteando
(veo que no soy la única bulímica en el mundo, y me siento reconfortada), sino
en cualquier actividad.
S, mi ex, que a fuerza de sufrir todo tipo de trastornos
podría muy bien haber estudiado psicología, me dijo que yo sufría a veces de
ToCs (no, no es una marca de galletitas).
Como todo en el mundo moderno, suena super guay en versión acrónimo,
pero luego cuando pones el nombre largo, te das cuenta de lo cutre que es:
Trastorno Obsesivo Compulsivo.
No le hice caso a S en su momento, pero últimamente
reconozco que tiene mucha razón. Sin embargo, no la tiene del todo, porque creo
que, al ser hiperactiva, los ToCs van cambiando de objeto en corto espacio de
tiempo. Enumero los ToCs que he observado en mi misma y cómo paso de uno a
otro:
-
Adicción al trabajo. Se me cura muy a menudo,
pero es recurrente. Momentos en los que me digo: Nunca más:
o
Cada fin de mes cuando miro la nómina.
o
Cuando salen en la tele algún descerebrado
famoso por algún reality en el que lo más sobresaliente que ha hecho es
regurgitar cerveza con palomitas o liarse a hostias con otro contertulio.
o
Cada vez que mi telejefe (mi jefe de la
consultora a la que pertenezco) asciende a algún advenedizo lameculos en vez de
alguien realmente valioso.
o
Cada vez que mi cliente felicita a mi
responsable por el trabajo que realmente hago yo y que debería saberlo, pero
ciertamente muestra desprecio total por “el servicio en asistencia técnica” que
proporciono.
-
Adicción al estudio. Me da por temporadas,
cuando tengo algún examen importante en ciernes. Se me cura cuando apruebo y me
relajo o cuando suspendo y me pregunto por qué cojones a mi edad me someto a
estas palizas de las que juré renegar cuando
me gradué en la universidad.
-
Adicción al gimnasio. Se me suele curar cuando
me lesiono, suben el precio de la cuota o me engancho a otra adicción más
fagocitadora de tiempo libre (ver las dos de arriba).
-
Adicción al picoteo. Uff, esta es mala de
verdad, capaz de arruinar mi adicción a la dieta (ver más abajo). Lo malo es
que, cuando dices, bah, total, si por una oncita de chocolate no va a pasar
nada, con el día tan espartano que llevo, o si voy a ir luego al gimnasio, pero
no, no, nollllllllllllll, que luego, cuando te comes una, al rato el cuerpo te
arroja de nuevo a la nevera a por otra, y lo malo es que cuando llevas tres y
ves las tres que quedan solas en la tableta, dices, total, ya de perdidos al
río. Y te comes las tres onzas que quedan y de paso media chistorra que quedaba
en la nevera. Esta adicción se cura cuando decides no comprar más picoteos y
cuando la báscula te saca tarjeta roja, no te entra la ropa o tu churri empieza
a decirte que te quiere igual aunque estés más gordita…
-
Adicición a la dieta. Esta también es mala de
verdad, porque es como hacerse fanático de una religión. Cuando hice la dieta
Dukan, aborrecía de los carbohidratos más que Jesús del demonio cuando andaba
penitente por el desierto. Se suele curar cuando te la saltas un día porque
estás ansiosa debido a la adicicón al trabajo o a los estudios.
-
Adicción al sexo. Bueno, esto realmente no es
una adicción, es una utopía, porque realmente no tengo miajita nada de tiempo libre
para poder cultivar el sexo como una adicción se merece. Pero digamos que se
suele prodigar más en verano, vacaciones y cuando las hormonas de la ovulación
me aniquilan el pensamiento. Suerte que estoy con curri estable casi siempre, y
no tengo que salir como la alienígena de Species a raptar macro procreador por
las calles. Se suele curar a veces de golpe, aparte de por el curro, los
estudios y las palizas horrorosas en el gimnasio, por la aparición súbita de
una cistitis por exceso de remojamiento de las partes íntimas. Entonces entono
el mea culpa mientras me atiborro de arándano rojo, y si no funciona, voy al
médico a suplicarle me de unas pastillas de fosfomicina y no indague más sobre
tecnicismos sobre si es cervicitis, uretritis o cistitis. Es sólo que me duele
al orinar y punto.
-
Adicción a los foros de Internet, chats, etc.
Bueno, esta es perdonable, todo el mundo está enganchado ahora mismo a todo.
Hay gente que no tiene amigos reales de tanto y tanto que hace amistades
virtuales. De hecho, a mí me gusta los foros en los que haces actividades de
desvirtualización (quedadas en real, hablar por teléfono, escribir mails,
etc.), porque si no se enrarecen bastante, y cuando finalmente conoces a la
persona en real como que se te llevas una sorpresa, porque te habías hecho ya
una imagen de esa persona. Así que yo, cuando entro en un foro, siempre que hay
posibilidad de desvirtualizar, me gusta hacerlo lo antes posible. Cómo no, esta
adicción se mitiga cuando el objeto de entrar en el foro desaparece o entra en
letargo, pero es de las pocas que mantengo estables en el tiempo. Y os puedo
asegurar que tengo amigos virtuales mucho más importantes ahora mismo en mi
vida que otros amigos reales.
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