Helen Fielding ha hecho trampa, ¿dónde están los cuarenta años de Bridget?


No me he leído todavía la última novela de Bridget Jones. Sí, después de diez años de letargo, Helen Fielding ha sacado de nuevo a Bridget al mundo.

Pero confieso que estoy muy enfadada con Helen. ¿Por qué se ha saltado la década más jugosa de la vida de una mujer? Al menos de la de Bridget.

Resulta que en la última novela que yo leí, mi tocaya virtual tenía treinta y pico años y acababa de afianzar su relación con Mark. Y ahora vuelve viuda, con dos niños y  un “toy boy”. Nooorrrllllll.

No puedo permitir que se haya pulido quince años de la azarosa vida de esta chica así como así. Y los quince años en los que: Se casa, engendra a dos niños (que teniendo los cuarenta a buen seguro que fueron fruto de numerosas invitros), y además va y enviuda, que no tiene desperdicio.

Eso en lo personal. En lo profesional, ¿no dice nada de lo que ha hecho? ¿Cómo consiguió sobrevivir profesionalmente a un matrimonio, dos niños y luego un mazazo horroroso como fue la muerte de su “príncipe azul”?

Dejando de lado a este tipo de personaje, tengo que reiterar que la década de los cuarenta de una mujer de clase media actual es la década que más deprisa y con más histerismo se acaba pasando.

Si tienes suerte de haberte casado antes de los cuarenta, y recién engendraste a tus hijos, vas a vivir sus diez primeros años al mismo tiempo que tienes que conseguir conservar tu trabajo en estos tiempos horribles de crisis.

Si has logrado conservar tu trabajo, desarrollar tu profesión y que te sobrevivan enteros tus niños, y no te has intentado tirar por la ventana o agotar todas las existencias de licores del barrio, estas apta para aguantar cualquier interrogatorio en Guantánamo.

De chicas de oro están las series más que repletas. Los cincuenta no tienen mucho misterio. Los niños ya han crecido. Si no te han echado del curro has creado simbiosis con la silla ya, y lo mejor: Es posible que hayas terminado de pagar hipotecas y letras, a menos que hayas sucumbido a la estupidez de la casita de las vacaciones, esa a la que nunca vas porque estás muy achacosa o liada, en la que inviertes más en seguridad que el Pentágono, y que acaban disfrutando tus hijos con sus ligues.

Los sesenta ya puro chollo, ahora mismo, pero se va a acabar pronto, cuando no te puedas jubilar hasta los ochenta y mientras tanto, te arrastres cada día hasta el trabajo (suponiendo que no te falle la cabeza, y te acuerdes de dónde trabajas, claro).

El caso es que me siento estafada. Yo quiero una Bridget Jones cuarentañera, que luche como luchamos todas las de esa edad. No quiero una Bridget tramposa que mira sus cuarenta a toro pasado. Al final la única Bridget genuina que no traiciona a sus lectores voy a ser yo. A fin de cuentas, desde hace casi ocho años, os he dado pormenores de mis amores, desamores y penurias para intentar quedarme embarazada, la fatiga de organizar mi boda, mi actual vida de casada, mis problemas con el trabajo, con los kilos de más, con los descolgamientos  variados de pellejito… Y  tengo 44, me quedan todavía 5 años más en esta década.

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