Reflexiones sobre la vida misma

LA VERDAD SOBRE GALLINAS Y HUEVOS.

Hace tres años, varios científicos acabaron con el acertijo sobre qué fue primero, si la gallina o el huevo. Definitivamente, tuvo que ser la gallina, que mutaría de otro organismo que puede que pusiera huevos o no.

En cualquier caso, hay gente que se hace preguntas estúpidas en la vida, sobre cuál es el sexo de los ángeles o que había antes del principio de los tiempos. Las respuestas para mí son fáciles. A la primera y a la segunda respondería con un: No Aplica. Es decir, los ángeles no tienen sexo, porque el sexo es inherente a los animales con diferenciación sexual (o sea, una ameba es un animal, pero la pobrecita se tiene que aburrir mucho, porque no tiene sexo). Entonces, como un ángel no tiene cuerpo físico, no tiene ni siquiera la posibilidad de tener atributos de ningún tipo. O sea, no tienen sexo, ni orejas, ni brazos, ni alitas siquiera como las gallinas. Dibujar a un ángel con alitas es por puro pasatiempo, y, como Antonio Machín muy bien dice en su canción, podrían ser pintados negros, o, como añado yo, hasta norcoreanos. Respecto a la típica frase sobre qué había antes del Principio de los Tiempos pues jolín, la respuesta es clara: No hay antes, porque antes es un adverbio de tiempo, y, como el tiempo no estaba creado, pues no había tiempo.

Se ve claramente que en las clases de filosofía y de ética de mi instituto, el sobresaliente era vendido muy caro. Tuve que ir a ética porque a los 10 años me invitaron a abandonar las clases de religión, ya que levantaba dolor de cabeza al pobre profesor a quien desbarataba todas las cuestiones de fé.

Pero héte aquí que para muchas cosas hay que tener fé, si no, nos moriríamos de angustia y no me refieron sólo a preguntarnos qué pasará cuando la espichemos por mucho aerobic y té verde que nos metamos para el cuerpo. Ni siquiera hay liposucciones de corazón o de hígado y, aunque tengamos la cara cual adolescente de 15 añitos, más de 140 años no vamos a durar, así que… Bueno, que me voy por la tangente…

Creo que, cuando a uno le ponen delante una sartén, unas patatas, aceite, huevos y sal, hay que tener fé en que lo que uno conseguirá cocinar, se parecerá a una tortilla de patatas. Lo más probable es que la primera vez salga algo más parecido a un revuelto de patatas, pero lo importante es que uno lo haga lo mejor que puede y tenga fé en que saldrá bien durante todo el proceso.

El año pasado, en clase de alemán, mi profesora, que era una excelente bruja, nos entregaba todos los viernes textos para comentar. En vez de ser aburridos textos sobre la “Angelita” femenina que gobierna Alemania o sobre opas y bancos, nos entregaba cuentos y fábulas de lo más originales.

Uno de los cuentos recuerdo que versaba sobre un chico que tenía miedo a ser mayor. El niño no sabía qué hacer, así que preguntó a gente que suponía que era valiente qué hacían para no tener miedo en sus profesiones.

Primero le preguntó a un piloto, si no tenía miedo a volar, a que el avión fallase y se estrellase, o a perderse en la niebla. El piloto le dijo que sí, que tenía miedo a que le pasaran esas cosas. ¿Y entonces cómo consigues vencer tu miedo? Le preguntó el chico. Pues mira, cada mañana me levanto, me visto el uniforme, reviso el avión, hablo con mis colegas y me dispongo a pilotar el avión lo mejor que sé y puedo.

Después le preguntó a un domador de leones si no tenía miedo a que un día el león le comiese la cabeza, un brazo o le despedazase vivo, y cómo lo superaba. El domador le respondió que cada mañana daba de comer a su león, hablaba con él y lo tranquilizaba y domaba a su león lo mejor que sabía y así pasaban los días y todo iba bien.

Por último le preguntó a un soldado si no temía morir en el frente, perder a sus compañeros o fallar a su comandante. El soldado respondió que cada mañana se levantaba, vestía su uniforme, limpiaba su fusil y se encaminaba hasta la batalla y que luchaba lo mejor que le habían enseñado y que así no tenía miedo…

Al final, el chico volvió a su casa, estudió mucho, se hizo bombero, y apagó los fuegos y salvó vidas. Y todos los días se levantó, vistió su traje y lo hizo lo mejor que pudo…

Moraleja: Todos en la vida tenemos miedo, pero hacemos las cosas lo mejor que sabemos y podemos…

¿Y por qué hablo de gallinas y huevos? Pues porque todos somos gallinas y fallamos a algo o alguien alguna vez en nuestras vidas porque somos humanos, pero no nos queda más que sacar huevos y seguir adelante todos los días lo mejor que sabemos y podemos.

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